Una, dos, tres, cuatro, cinco... Una detrás de otra caen las gotas de suero para mantenerla con vida, yo, sentado en una de esas incómodas sillas blancas de hospital, mañana la llevan a casa, no pueden tener tanto tiempo la habitación ocupada, suspiro y la miro, tiene los ojos cerrados, respira despacio, está muy pálida, lleva así dos semanas, en coma, han dicho que es posible que no despierte, pero yo se que ella es fuerte, y va a salir adelante, por mi y por nuestra hija, si, tenemos una hija, tiene apenas dos semanas, es preciosa, rubia como ella y con los ojos verdes. Cuando nació fue cuando mi ángel rubio entró en coma, a causa de una emorragia, ahora está estable. Joder, estábamos genial y no tuvo complicaciones en todo el embarazo.
Alguien interrumpe mis pensamientos llamando a la puerta, entra una enfermera con la enana, se la habían llevado a bañarla, la deja a mi lado, fuerzo una sonrisa a la enfermera, que en seguida se va, sin apenas hacer ruido al cerrar, me levanto, estiro los brazos, llevo casi dos horas sentado, miro a mi ángel, aún no me acostumbro a verla ahí, le acaricio la cara y le dejo un beso en la frente.
Me acerco a la ventana, miro afuera, el cielo está encapotado y el ambiente es húmedo, abro y asomo la cabeza, huele a lluvia y a barro fresco, me encanta ese olor, me recuerda mucho a ella, siempre que llovía salíamos a la calle, a la aventura, sin paraguas, refugiándonos bajo los árboles de los parques o los toldos que cubren los pequeños comercios de Madrid. Algunas veces acabábamos metidos en el cine, viendo cualquier película, bueno, viendo no, dándonos mimos y haciendo el tonto, otras veces íbamos a comer churros con chocolate, y otras volvíamos a casa para hacer el amor hasta que no pudiéramos más.
Cierro la ventana, me asomo a la cunita, la enana está despierta, se revuelve un poco y la cojo, aun me tiemblan los brazos al cogerla, me da miedo que se me caiga, me siento en el borde de la cama, vuelve a entrar la enfermera con un biberón, me lo da y me siento en un sillón más cómodo, le pongo el biberón en la boca, no lo quiere.
- Vamos, come, por mami
- ¿Qué le pasa? -entra Cris en la habitación-.
- No quiere comer
- Prueba a inclinar un poco más el biberón -lo hago y empieza a comer-.
- Gracias...
- De nada, ¿quieres salir esta tarde?
- Ya sabes que no voy a dejarlas solas
- Están las enfermeras, llevas dos semanas sin salir
- Me da igual, le prometí que nunca me separaría de ella y pieso cumplirlo
- Como quieras, me pasaré luego a hacerte compañía, adiós...
- Adiós
Se va, dejando de nuevo la habitación en calma. Cuando la pequeña termina el biberón la duermo y la meto en la cunita, me acerco a Anna, le agarro la mano y cierro los ojos apoyándome en el borde de la cama.
- Mi princesa... Necesito que te despiertes, no puedo cuidar de Lucía yo solo, te necesito aquí conmigo, por favor...
Le doy un beso en la mano y suspiro, abro los ojos y la miro, entonces noto como me aprieta la mano, se me acelera el corazón y vuelvo a ver sus preciosos ojos azules abiertos...
Siento que sea flojillo. Pero es mejor que nada ¿no? Ya sabeis. El final lo dejo a vuestra imaginación :) Un besi.
se te echaaba de menos por aquí!! al fin tu retorno!! no nis castigues más cin tu ausencia...Yo sé quevdespertará y será felices every day!!
ResponderEliminarmas tocaya!!!!
M-A-G-N-I-F-I-C-O Y el siguiente mas pronto eh? jjajaja Siguienteeeee
ResponderEliminarque bonitoooo!!! me encanta! siguiente :)
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